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AQUÍ VA EL NOMBRE DE TU BLOG

12 ago 2013


Hace días que no duermo… ya no sé si resista, sólo quiero que sepan lo ocurrido y aprovecho la distracción para no dormirme, no puedo dormir. Él esta ahí, siempre y cuando cierre mis ojos. Yo tenía amigos, los tenía… pero él se los llevó, ¡desgraciado! ¡Ya de qué sirve!, soy uno de los pocos que quedamos en la ciudad, y quién sabe si los otros ya fueron exterminados, ya nada importa…
Un suave bostezo, advertencia de mi peligro. No estoy seguro aquí, la comodidad es mi peligro. Sigo caminando, sin rumbo, cual perro persiguiendo su cola sin motivo. Así me siento, como un perro perseguido.
Aún recuerdo quién desoló la ciudad, la persona a la que una noche le bastaba para asesinar a un muchacho o una muchacha brutalmente, sin piedad. Él es una persona muy particular, su vestimenta, su humor, su arma… aquella que desgarró las almas de sus víctimas incluyendo las de mis amigos. Puedo describirlo como si fuera una parte de mí: su sombrero grisáceo, sus pantalones oscuros, su guante.
Ya no puedo continuar, sabía que llegaría el momento en el que caería rendido. Mis párpados caen, levantándose rápidamente al hacer contacto con mis pómulos. Observo la casa abandonada al otro lado de la calle, podría refugiarme en ella y buscar ayuda hasta que se iluminara un poco por la mañana. Ingresé a la casa, era cálida, pero no se veía como una casa, podría decirse que era más un cuarto de calderas, había niñas saltando la soga y cantando, me percaté de la situación… Sigo en el maldito frío suelo de la calle, escucho una sonora y maléfica carcajada. Debería correr, él viene por mí…
1… 2… 3, Freddy viene por ti…

28 abr 2013

El elevador



Abrí velozmente la puerta del auto. Era un vehículo pequeño y estábamos todos dentro, mi madre, mi tío, dos primas, (una prima 7 años y otra de 15) mi hermano y yo.

Estábamos a frente del edificio donde vivía mi tía. Era bastante alto en comparación de las casas de alrededor, a pesar de tener tan solo 10 pisos.

Entramos, había un guardia esperándonos, nos pidió nuestros nombres antes de dejarnos entrar.

-¿Por qué hay dos ascensores?- preguntó mi prima con ternura

-Uno llega directamente a la casa, mientras otro llega a la planta para entrar por la puerta- respondió mi tío en tono de sabiduría y presunción mientras presionaba el botón para llamar el de la izquierda.

-¿A cual entraremos?- volvió a preguntar

-Al que llega a la planta, necesitamos la llave para marcar un número si vamos por el otro. Es seguridad para que nadie entre.

Los elevadores eran viejos, de esos en los que tienes que abrir manualmente la puerta y al subir veías como pasaban las diferentes puertas.

Llegamos al apartamento de mi tía. Ella nos saludo a todos y tomamos asiento. Hablamos toda la tarde, de todo tipo de temas. Antes no le tome importancia a algo que había dicho, ahora no paro de pensar en eso:

Nos dijo que el edificio estaba casi despoblado debido a su antigüedad, solo había gente viviendo hasta el cuarto piso. Anteriormente había un sujeto viviendo en el último, pero fue asesinado.

El aburrimiento nos consumió a todos los menores cuando comenzaron a hablar de trabajo. Así que decidimos bajar al parque.

La curiosidad hiso que los cuatro nos montásemos en el elevador que llega directamente a la sala. Grave error.

Luego de que todos estuviéramos adentro, me disponía a marcar para llegar al patio, pero antes de que alcanzase a oprimir el botón, el ascensor subió.

-Ah, demonios- maldije por lo bajo- Seguro alguien más lo llamó antes de nosotros- anuncié dirigiéndome al grupo.

-Pero…-murmuró mi primita

-¿Qué?- le pregunté

-El tío dijo que para marcar un piso aquí necesitabas una llave.- preguntó con temor, la voz le temblaba.

Algo me impactó bastante, justo antes de que le dijera que yo no había marcado miré a mi prima de 15 años, hija de la tía que vivía aquí, por lo tanto ella sabía lo que estaba sucediendo.

Su cara estaba pálida, como un fantasma, su pupila dilataba lentamente, con los ojos desorbitados, el pelo erizado y la piel de gallina.

Al verla comprendí lo que mi prima pequeña quería decir. Mi tía vivía en el cuarto piso, y nadie mas habitaba el edificio en los pisos de más arriba.

Que no pare en el diez. Pensé, mientras intentaba oprimir el botón de ‘’STOP’’ para detener el ascensor, fue en vano.

El ascensor paró en seco. Pensé que mi corazón pararía así si no dejaba de palpitar tan velozmente.

Todos nos quedamos inmóviles. Sin saber que hacer. Estaba sudando, tenía miedo.

Luego de pensarlo durante un largo tiempo, marqué el primer botón. El elevador no se movió

-Tienes que abrir completamente la puerta para volver a marcar, para que nadie pida el ascensor antes de que la persona baje.- Aclaró mi prima. Nadie se atrevería a abrir la puerta, y mucho menos mirar el número del piso.

-Yo lo haré- dijo mi hermano haciéndose el valiente mientras se abría paso entre todos nosotros. Al posar la mano sobre la puerta se detuvo. Dudó un segundo y la comenzó a abrir lentamente.

Conforme iba abriendo veíamos claramente el interior del apartamento.

Era bastante grande, mucho más que el de mi tía, por qué ya lo sabía. Estábamos en el último piso, el décimo.

Una obscuridad reinaba el lugar. Había polvo por todas partes. Sin embargo algo me llamó más la atención: estaba amueblando. Alguien había vivido aquí, o seguía viviendo.

Mi primita lazó un enorme alarido que nos entumeció a todos justo después de que mi hermano abriese la puerta completamente.

En la pared de al lado había una enorme mancha de sangre seca que llegaba hasta el piso.

Mi hermano separó la mano de la puerta, pero esta no se cerró. La haló fuertemente pero no se movía.

-¡Oh dios no!- gritó mientras lloraba

-¡Cierra!- chilló mi prima. Parecía que no entendiera que la puerta estaba siendo atrancada por algo… o alguien.

Le ayudé con bastante prisa, pero la puerta no se movía.

Me pareció ver una sombra dentro de la casa. Viré velozmente la cabeza para ver que era. Había algo que se acercaba. No se veía, pero notaba como el polvo del suelo se movía.

-¡¿Qué pasa aquí?!- gemí mientras intentaba halar mas fuerte.

Eso se acercaba cada vez más, toda la escena me estaba volviendo loco. Los pasos, mi prima gritando, mi primita llorando en una esquina, igual que mi hermano mientras intentaba cerrar.

Cuando llegó a la puerta no sentimos más que un empujón sobrehumano cerrándola.

Mi hermano y yo nos caímos hacia atrás. El ascensor bajó.

Nunca dijimos nada a nadie sobre esto. No he vuelto a usar un elevador desde entonces. Hemos intentado olvidarlo pero no podemos, algo que me atormentará para siempre es cuando el ascensor cerró, pues vi claramente la silueta de un hombre serio, mirándonos fijamente desde la ventanilla.

Esta historia me la contó un amigo, diciendo que le había sucedido. No le hubiera creído de no ser que lo vi discutiendo con su hermano por habérselo contado a alguien.

El hombre que canta y baila



Quedan pocas personas con vida que recuerden al Hombre que Canta y Baila. El tiempo ha reclamado a los sobrevivientes de aquella larga noche, y estoy seguro de que se fueron de este mundo sin protestar. La vida toma un curso extraño después de una noche como ésa.

Los que aún viven, Bill Parker, Sarah Carter, Sam Tannen… no hablan sobre ello. Sam es un tipo con suerte. Su cerebro empezó a convertirse en avena hace unos años y ahora tiene problemas incluso para ponerse los pantalones. Se le concedió un alivio prematuro de sus recuerdos. No se despierta noche tras noche con la música todavía sonando en sus oídos, y lágrimas en sus mejillas.

El Hombre que Canta y Baila vino a Belle Carne con pocos bombos y platillos en el otoño de 1956. Yo recién había terminado la secundaria y estaba trabajando como repositor en Handy’s Hardware. Allí estaba yo la tarde en que Sarah Carter se precipitó por la puerta, haciendo que el timbre de bienvenida sonase como loco.

—Juan, debes ver lo que prepararon en la glorieta. Hay una gran carpa y un hombre parado enfrente de ella gritando cual presentador de circo. —Sarah estaba sin aliento y evidentemente había corrido el trayecto desde el parque hasta la Calle Principal. Dio un resoplido al mechón de cabello despeinado en su rostro mientras esperaba que yo reaccionase. Con Sarah siempre estaba dos pasos atrás y corriendo para alcanzarla. La chica tenía energía en aquel entonces y en cantidades ilimitadas.

Dejé de acomodar los clavos para responderle. —No había nada allí cuando pasé esta mañana. ¿En qué momento la colocaron?

Se encogió de hombros. —No lo sé, pero allí está. Y tienes que ver a este tipo. Está disfrazado de pies a cabeza y no para de hablar, ¡y vaya que sabe hacerlo!

Lo pensé y miré el reloj. Eran cerca de las cinco y mi turno ya terminaba de cualquier forma.

—Está bien, vayamos a verlo entonces.

Sarah sonrió de oreja a oreja y desapareció. No dudé que lo estuviese anunciando al resto de nuestra pandilla.

Me encontré con Bill en el camino al pasar por la farmacia en donde trabajaba. —¿De qué rayos está hablando Sarah, Juan? Entró volando por la puerta y se fue del mismo modo antes de que pudiese preguntarle algo. —Bill era un tipo grande, el más alto (y más pesado) de nuestra clase. Tiene su temperamento, pero es un buen tipo. Era también el mejor de su equipo de básquetbol en la secundaria, aunque uno de los pocos que ha sido expulsado durante un juego. Arrojó a un chico al otro extremo de la cancha. Bill dijo que le había dado un codazo en el estómago; un accidente claro, nadie se atrevería a hacerle eso a propósito.

Al final de la Calle Principal, cruzamos la Calle Buchanan y entramos al parque. Normalmente en ese punto ya hubiésemos podido ver la glorieta, sobre una colina en el centro del parque. Durante el verano, solía haber conciertos ahí: actuaciones de la banda de la escuela, coros de la iglesia cantando algunos himnos, ese tipo de cosas. Una vez un par de chicos de la secundaria comenzaron una excelente banda de rockabilly, pero de algún modo el comité del parque sacó una ordenanza que prohibía el rock and roll en ese lugar. Pueblos pequeños, ¿sabes?

Pero ahora había una carpa enorme de color amarillo que tapaba la vista de la glorieta, como ésas que tienen los circos o ésas que los alcaldes suelen usar cuando tienen ganas de «sentir el espíritu del pueblo», y sentir tu billetera, además.

Ya había una multitud bastante grande alrededor de la carpa cuando Bill y yo llegamos. Podíamos escuchar al tipo del cual nos había hablado Sarah; realmente sonaba como un presentador de circo. A empujones avanzamos por la multitud y nos acercamos al lugar en donde estaba el hombre.

—¡Vamos todo el mundo, se está acercando, el momento se está acercando, vamos a tener una gran noche! ¡Así es, una noche GRANDIOSA! Cantaremos, bailaremos, lo PROMETO, ¡y El Hombre que Canta y Baila siempre cumple sus promesas!

Aún no podíamos verlo, había demasiada gente bloqueando el camino. Parecía que todo el pueblo hubiese acudido a ver al Hombre que Canta y Baila. Bill me tiró de la manga y apuntó con su dedo. Lo seguí con la mirada y no lo podía creer. Era el Reverendo Harper, el cura baptista. He vivido por mucho tiempo, pero nunca vi otro hombre que pudiese golpear con una biblia tan fuerte como él. Harper predicaba sobre los males del pecado; el pecado en la bebida, el pecado en el tabaco, el pecado en la droga, el pecado en cualquier cosa y por sobre todo, el pecado en la danza. Y aquí estaba, haciendo cola para entrar a la carpa, porque ciertamente no estaba predicando. Lo saludamos, y el viejo baptista se puso del color del Mar Rojo, nos dio la espalda y se alejó. Bill y yo nos miramos sonriéndonos y seguimos caminando hacia El Hombre que Canta y Baila.

Al fin pudimos emerger de entre la multitud y verlo. Estaba parado sobre un cajón viejo y astillado que parecía estar a punto de colapsar. A su lado, sobre el césped, había un estuche de violín con detalles dorados en los bordes. Parecía viejo, más viejo que el cajón, más viejo que el pueblo. Parecía una antigüedad.

Él era puro codos, rodillas y hombros. Alto y larguirucho, y su cuerpo se movía al ritmo de sus palabras. Estaba usando una chaqueta roja y blanca, como ésas de los cuartetos que solían cantar en las barberías. Tenía un sombrero de paja en la cabeza, que incesantemente se acomodaba con sus manos de dedos largos. Seis dedos en cada mano. Me sorprendió ver eso. Había leído que algunas personas nacían con seis dedos, pero leer sobre algo y verlo son cosas muy diferentes.

—Bien, bien, falta muy poco. Realmente falta muy poco. ¿Están listos para cantar? ¿Están listos para bailar? Porque estoy listo para tocar mi violín, sí que lo estoy, sí que lo estoy. Tengo el violín a mis pies y estoy listo para tocar, listo para hacer que esas cuerdas CANTEN, ¿pueden creerlo?

Aplaudió, y eso fue lo más cercano a una pausa que estuvo dispuesto a hacer.

Sarah y Sam se acercaron a nosotros después de encontrarnos entre la multitud. Sarah me codeó en las costillas. —¿Qué te dije? Parece que debería estar en un carnaval intentando hacernos ver a la mujer barbuda o algo así.

Sam asintió con la cabeza para saludarnos, lo que hizo que sus anteojos se resbalasen por su nariz y les dio un empujón con su dedo para arreglarlos. Era tan alto como Bill, pero su físico ni se acercaba al de él. Era el chico listo en nuestra pandilla. Uno tiene que tener cerca a alguien así para que le enseñe a hacer cosas como desmantelar el auto del director y rearmarlo en el gimnasio de la escuela. No que hayamos hecho algo como eso.

—¿Qué está vendiendo? —preguntó Sam.

—Un baile, creo yo —le dije.

—¿Cuánto cuesta?

El Hombre que Canta y Baila debió de haberlo escuchado, porque dijo:

—¿Cuánto cuesta, están preguntándose? No cuesta ni un dólar, ni un centavo. Amigos, esto no les costará nada, sólo entren a la carpa y bailen toda la noche al ritmo de la canción.

Nos miramos entre nosotros. Era un buen trato. ¿Música gratis y un lugar para bailar? No había mucho que hacer en el pueblo en aquellos días, y todavía no lo hay. Era casi muy bueno para ser cierto.

El Hombre que Canta y Baila se detuvo, lo que era un pequeño alivio. Hurgó en sus bolsillos, sacó un reloj dorado y miró la hora. Y entonces sonrió, con una sonrisa que mostró cada uno de sus dientes.

—Amigos, es tiempo de bailar, así que entren. Entren todos, porque es momento de que el baile comience. —Y con eso, se bajó de su banco, lo tomó junto con el violín y se metió a la carpa.

Sarah, Bill, Sam y yo casi fuimos arrollados en el apuro de la gente por entrar, pero aún así fuimos los primeros adentro. Era enorme. Había un suelo de madera debajo de nuestros pies que parecía ser de roble, de roble oscuro, y pulido hasta brillar como un espejo. Había velas en candelabros por todos los postes de la carpa y cuando miré hacia arriba no pude ver el techo con tanta oscuridad. Era como mirar a un cielo sin estrellas donde ni siquiera la luna se molestaba en aparecer.

La multitud nos condujo más y más adentro mientras la gente entraba. No era sólo gente joven. Estaba la Señora Crenshaw, nuestra maestra de inglés que ya iba para los cincuenta. Estaba el Señor Hopkins, el director de la primaria. Estaba el buen Reverendo Harper, quien aún se veía avergonzado. Realmente todo el pueblo estaba ahí. Demonios, incluso estaba el alcalde con su mujer, parados y hablando con el jefe de policía.

Pronto todo el mundo estaba adentro y el murmullo de la gente charlando era ensordecedor. Todos buscábamos al Hombre que Canta y Baila, para saber en dónde se había metido. Nadie miró hacia arriba, así que nadie lo vio hasta que hizo sonar las cuerdas del violín con su arco.

Allí estaba, en el medio de la carpa, sentado en una pequeña plataforma de madera a aproximadamente seis metros de altura. Dios sabrá cómo logró subirse ahí, porque la verdad que no había ninguna escalera que llevase hasta arriba. Dejó caer sus pies por la orilla de la plataforma y tomó su violín con una mano y su arco con la otra. Tanto el arco como el violín parecían estar hechos de la misma madera oscura del piso, y brillaban a la luz de las velas como si estuviesen vivos. Llegué incluso a dudar si el violín necesitaba del Hombre que Canta y Baila para hacer que sus cuerdas tarareasen.

Todos lo miramos, y nos sonrió, mientras se ponía de pie rápidamente, haciendo que a la multitud le preocupase que fuese a tirarse en medio de ellos. Y entonces comenzó a tocar.

Hizo a esas cuerdas cantar. Nunca he vuelto a escuchar a alguien tocar así, y doy gracias a Dios por eso cada día. Aflojaba las articulaciones y aturdía a la mente. Sentías la necesidad de mover todos los huesos. Tomé la mano de Sarah y comenzamos a bailar por el suelo de la carpa, y todo el mundo nos siguió. Algunos con pareja, otros solos. Algunos bailando cuadrillas, otros bailando el vals y otros bailando Twist. Bailamos, movimos las caderas, sacudimos el esqueleto y rocanroleamos.

Pasé junto al Reverendo Harper, él moviendo los pies en un torpe baile junto a Eloise Grendel, una vieja fervientemente católica. Vi a la esposa del alcalde bailando un vals con Dan Adams, uno de nuestros bomberos.

Me movía en espiral con Sarah, chocando y empujando a las personas que estaban cerca. Hacía mucho calor y la temperatura subía cada vez más. No pasó mucho tiempo antes de que el lugar empezase a apestar a sudor. Me sentía mareado, pero seguimos bailando, bailando sin parar. También me di cuenta de que El Hombre que Canta y Baila estaba cantando, pero en un lenguaje que no entendía.

Se erguía sobre nosotros, parado en esa plataforma, haciendo a su violín cantar. Su arco se levantaba y caía, se deslizaba sobre las cuerdas de arriba abajo, de lado a lado. Tocaba de la misma forma que hablaba; sin descansos, sin pausas, sólo un diluvio maníaco de notas mientras su lengua se enredaba en palabras que no tenían por qué ser dichas en este mundo.

Sacudí mi cabeza mientras giraba con Sarah y me sentí cansado. Mis pies me dolían y mi espalda baja estaba empezando a palpitar. Vi mi reloj y entendí que habíamos estado bailando por una hora entera. Volví a sacudir mi cabeza, intentando ahuyentar la sensación de adormecimiento que estaba nublando mis pensamientos.

—Sarah… —Me aclaré la garganta. Sólo había podido susurrar. Mi lengua se sentía extraña y gruesa—. Sarah… —Lo intenté de nuevo, esta vez más fuerte, pero ella no respondió y continuamos bailando. La sacudí, pero no respondió. Continué sacudiéndola hasta que noté que lo estaba haciendo al ritmo de la música.

Entonces intenté parar. Y no pude. No podía parar.

Debajo de la niebla de mis pensamientos, empecé a sentir temor. Vi los rostros de las otras personas y pude ver su miedo. La cara del Reverendo Harper se había puesto más roja que antes; el sudor caía a chorros por su rostro, pero él seguía moviéndose junto a la señora Grendel, cuya cabeza se balanceaba de lado a lado. Se había desmayado, pero sus pies aún se movían. Pasamos cerca de Bill, quien bailaba con Susie Watkins, y vi que los ojos aterrados de la chica recorrían todo el salón, pero Bill sólo movía su cabeza al ritmo de la música y sus ojos vidriosos estaban perdidos en la nada. El Hombre que Canta y Baila se rió desde su plataforma y continuó tocando.

Escuché un grito y giré mi cabeza para ver a una mujer tirarse al piso, sosteniéndose la pierna con sus manos. Se había acalambrado. Le tenía envidia. Ella había conseguido parar, había conseguido descansar. Mis piernas se sentían como madera muerta y el dolor en mi espalda se había profundizado.

Entonces su pareja de baile se paró en su tobillo y escuché el crujido desde mi lado de la sala. Él seguía bailando, con los ojos en blanco mientras se movía. Ella gritó de nuevo e intentó arrastrarse, pero en lugar de ello terminó parándose. Comenzó a bailar, dejando caer su peso sobre el tobillo roto. Una y otra, y otra vez. Me di la vuelta, pero no pude dejar de escuchar sus sollozos.

La música continuaba.

Miré mi reloj nuevamente y ya habían pasado tres horas. No paramos, no aminoramos el ritmo. Seguíamos moviéndonos al compás del violín. Sin importar las ampollas. Sin importar los dedos o tobillos rotos. Sin importar el profundo dolor de espalda que se rehusaba a desaparecer. Sin importar los corazones viejos ni las rodillas malas. Seguimos ese ritmo frenético como una masa: una criatura con una sola mente que se bamboleaba y saltaba.

El Reverendo Harper murió. Vi cómo pasaba. Estaba sosteniendo a la todavía desmayada Sra. Grendel, cuando la soltó. Ambos cayeron al suelo. Él se retorció una vez, sus pies atinaron un súbito ritmo staccato, y luego se quedó tieso.

La Sra. Grender se levantó y siguió moviéndose. Yo miraba a Harper mientras bailaba, intentando ver si respiraba.

No lo hacía. Les juro que no lo hacía. Pero aun así se levantó. Estaba muerto, pero aún así se levantó y empezó a bailar de nuevo. Se dio vuelta para verme, y sonrió con la misma sonrisa del Hombre que Canta y Baila. Sus ojos estaban rojos, llenos de la sangre de lo que sea que se hubiese roto en su cerebro.

Harper no fue el último. Probablemente no fue el primero. Los viejos y enfermos fueron los que más pronto caían. Agotamiento, ataques al corazón, hemorragias en algún lugar del cuerpo: murieron. Y entonces se levantaban y seguían bailando, sonriendo con esa sonrisa.

Pasé cerca de Sam y Lisie. El había perdido sus anteojos. Sus ojos se movían por todo el lugar, totalmente conscientes. Miré su pierna y vi una quebradura expuesta, que rasgaba sus jeans. Dejaba tras de sí un rastro de sangre y cuando giraba, manchaba a las personas que estaban a su alrededor. Se paraba en esa pierna rota, saltaba sobre ella. Todo al ritmo del violín.

El olor de la sangre se mezcló con el del sudor y ya no podía respirar. El aire era denso y por todas las direcciones escuchaba llantos, gritos, aunque nada acallaba el sonido del violín o del canto del Hombre que Canta y Baila.

Y entonces se detuvo. Bailé un último paso y luego me hice parar. Miré hacia arriba, todos lo hicimos. Él estaba mirando su reloj de bolsillo.

—¡Está bien amigos! ¡Es todo por esta noche! El baile ha termiando y la mañana ha llegado. Pueden irse si es que pueden caminar y deberían caminar rápido porque este Hombre que Canta y Baila se está yendo.

Nos quedamos de pie allí, como aturdidos. Comenzamos a caminar a la salida de la carpa. Nadie corría, porque nadie podía hacerlo. Era un milagro que pudiésemos caminar. Sarah se me adelantó y se fue, pero yo me quedé. Me di vuelta y vi al menos veinte personas que aún estaban paradas allí, entre ellas Harper. Todas estaban sonriendo y sus ojos estaban vacios. Se mantuvieron de pie sin dar señales de querer irse.

—Vete amigo, El Hombre que Canta y Baila ya tiene lo que quiere, pero le encantaría añadirte a su colección si te quedas ahí por mucho tiempo. —Lo miré y lo vi sonreír. Entonces le di la espalda y dejé la carpa. Cuando me volví a voltear todo había desaparecido, incluida la gente que estaba adentro.

Ésa es la historia de lo que ocurrió. Los otros no la dirán o pretenderán que nunca ocurrió. Sin importar las 21 personas que desaparecieron esa noche, entre ellas la esposa del alcalde. Prefieren no pensar en ello.

Sarah y yo llevamos a Sam al hospital en el pueblo vecino, lejos de las personas que sabían qué había ocurrido. Tuvieron que quitarle la pierna. Sam ya era una persona callada y luego de esto lo fue aún más. No se mueve mucho últimamente, sólo se sienta en el frente de su casa con un bastón en su regazo y masajea el muñón con su mano. Dice que le molesta en las noches frías, y en las cálidas, y en las húmedas, y en las secas.

Bill dejó el pueblo y se unió a la armada, se quedó lo suficiente como para pelear en Vietnam y ganó un puñado de medallas. Volvió y sentó cabeza para beber (y beber mucho). Si quieres encontrarlo, puedes hacerlo en el bar de Eddie Dixon. Aunque no importa cuán borracho esté, no va a querer hablar de esa noche.

Ninguno de nosotros se enteró mucho de Sarah después de eso. Parecía estar bien, pero ella siempre parecía estarlo. Dejó el pueblo y comenzó la universidad, pero al igual que Bill fue arrastrada de vuelta a Belle Carne. Ahora enseña inglés en la secundaria del pueblo.

Y yo me quedé aquí, en la tienda de hardware. Incluso la administré por un tiempo, pero ahora no hago demasiado. Sólo me siento con Sam y a veces hablamos de algunas cosas. No tan a menudo, sin embargo, porque si me quedo hasta muy tarde o mucho tiempo, veré sus ojos llenarse de lágrimas mientras se encierra en sí mismo. Y podré escucharlo tararear un pequeño fragmento de una canción, y los cabellos de mi nuca se erizarán y sentiré escalofríos recorrer todo mi cuerpo.

Entonces sé que mi pie empezará a golpetear a un pequeño ritmo en el piso de madera, y una amplia sonrisa se dibujará en el rostro de Sam. La sonrisa del Hombre que Canta y Baila.

23 dic 2012

jeff the killer




"Muchos son los que han visto esta imagen, sobre todo porque la uso en mis videos, sin embargo, nadie conoce la verdadera historia detrás de ella.


En YouTube encontrarán muchos videos que cuentan su supuesta historia, videos en los que se limitan a decir que el sujeto de la imagen se llamaba Jeff, un chico que sufría de bullying en la escuela y que por eso se dedicaba a matar a los que se burlaban de él, y que un día mientras transportaba un contenedor de ácido se tropezó y éste le cayó encima, deformando su rostro hasta dejarlo como el horrible ser que ahora están mirando en su pantalla.


Eso es mentira.


Ahora les contaré la verdadera historia, que hasta ahora nadie se había tomado la molestia de traducir al español de una forma decente."


Extraído de un diario local:


Siniestro asesino aún se encuentra prófugo.


Después de semanas de asesinatos inexplicables, el desconocido asesino todavía ronda por éste lugar. Después de las pocas pruebas que se han encontrado, una joven afirma que sobrevivió a uno de los ataques del asesino y con valentía cuenta su historia.


"Tuve un mal sueño y me desperté en medio de la noche", dice la joven: "Vi que por alguna razón la ventana estaba abierta, aunque recuerdo que la cerré antes de irme a la cama.


Me levanté y la cerré una vez más. Después, simplemente me metí debajo de las sábanas, y traté de volver a dormir. Fue entonces cuando tuve una sensación extraña, como si alguien me estuviera observando. Miré hacia arriba, y casi salto de la cama. Ahí, en el pequeño rayo de luz que iluminaba de entre las cortinas, había un par de ojos.



No eran unos ojos normales; eran unos ojos oscuros y siniestros, estaban bordeados de negro y, simplemente me aterrorizó. En ese momento vi su boca. Una sonrisa larga, tan horrenda que hizo que todos los pelos del cuerpo se me erizaran.


La figura se quedó allí, mirándome. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, lo dijo. Una simple frase, pero dicho de una manera que sólo un loco podía hacerlo, me dijo:


Ve a dormir.


Se me escapó un grito, eso hizo que sacará un cuchillo. Su objetivo era mi corazón, saltó encima de mi cama pero yo me defendí. Le di una patada, el me golpeó, me sujetó y trató de tocarme. Fue entonces cuando mi padre entró, El hombre le encajó el cuchillo, que entró en el hombro de mi padre. El hombre probablemente habría acabado con él, si uno de los vecinos no hubiera alertado a la policía.



"La policía se dirigió hacia el estacionamiento y corrió hacia la puerta. El hombre se volteó y corrió por el pasillo. Escuché un ruido, como si se hubiera roto un cristal. Cuando salí de mi cuarto, vi que la ventana que estaba apuntando hacia la parte posterior de mi casa se había roto. Miré únicamente para verlo desaparecer en la distancia. Te puedo asegurar una cosa, nunca olvidaré esa cara, aquellos ojos fríos y esa sonrisa psicótica, nunca saldrán de mi cabeza. "


La policía todavía está en la búsqueda de este hombre. Si ve a alguien que encaja en la descripción de esta historia, por favor póngase en contacto con su departamento de policía local.


"Bueno, ya sabes que es lo que hace Jeff, pero… ¿por qué lo hace? para saberlo, tendremos que retroceder un poco más en el pasado."


Jeff "El Origen":


Jeff y su familia acababan de mudarse a un nuevo vecindario. Su padre había conseguido un ascenso en el trabajo, y pensaron que sería mejor vivir en una de esas casas de "fantasía".


Sin embargo, Jeff y su hermano Liu no podían quejarse. Mientras desempacaban uno de sus vecinos, pasó por allí.


"Hola", ella dijo: "Soy Bárbara, vivo al otro lado de la calle, sólo quería presentarme a mí y a mi hijo", se da la vuelta y llama a su hijo.
"Billy, estos son nuestros nuevos vecinos"
Billy dijo hola y corrió de nuevo a jugar en su patio.


“Bueno”, dijo la madre de Jeff, "Yo soy Margaret, este es mi marido Peter, y mis dos hijos, Jeff y Liu." Cada uno de ellos se presentó, y luego bárbara los invitó al cumpleaños de su hijo. Jeff y su hermano intentaron protestar, pero su madre le dijo a Bárbara que les encantaría. Cuando Bárbara por fin se fue Jeff le preguntó a su madre.


“Mamá, ¿por qué nos invitan a una fiesta infantil? Por si no lo ha notado, ya no soy más un niño.”


"Jeff", dice su madre: "Nos acabamos de mudar aquí, debemos demostrar que queremos pasar tiempo con nuestros vecinos, ahora vamos a esa fiesta y eso es definitivo". Jeff intenta protestar, pero se detiene, sabiendo que él no puede hacer nada. Siempre que su mamá dice algo, es definitivo. Jeff va a su cuarto y se deja caer sobre su cama. Él se acuesta allí mirando a su techo cuando de pronto, tiene una extraña sensación. No es tanto un dolor pero… es una sensación extraña. Él lo ignora y lo confunde con sólo un sentimiento al azar.


Al día siguiente, Jeff camina por las escaleras para desayunar y se prepara para la escuela. Mientras estaba sentado allí, comiendo su desayuno, una vez más tiene esa sensación. Esta vez fue más fuerte, le dio un dolor, como un leve tirón, pero una vez más, lo ignoró. Él y Liu terminaron su desayuno, se dirigieron hasta la parada de autobús. Se quedaron esperando el autobús y luego, de repente, un chico en una patineta salta sobre ellos, a sólo unos centímetros por encima de sus rodillas. Ambos saltan por la sorpresa. "¡Hey! ¿Qué diablos?"



El chico se cayó y se volteó hacia ellos. Pateó la patineta y la cogió con sus manos. El chico parece estar cerca de doce, un año menor que Jeff. Lleva una camisa de Aeropostal y pantalones vaqueros azules algo rasgados.


"Bien, bien, bien. Parece que tenemos un poco de carne nueva." De repente, aparecen otros dos chicos. Uno de ellos es súper delgado y el otro es enorme. "Bueno, ya que son nuevos aquí, me gustaría presentarnos, el de ahí es Keith y él es Troy.


"Y yo" dice el chico, soy Randy. Ahora, para todos los niños en este barrio hay un pequeño precio para el pasaje, si es que me entienden. Liu se pone de pie, listo para golpear al chico, cuando sus dos amigos tiran un cuchillo hacia él. "Yo esperaba que fueran más cooperativos, pero parece que tenemos que hacerlo de la manera difícil." El chico se acerca a Liu, y toma la billetera de su bolsillo, Jeff tiene esa sensación de nuevo, ahora, es verdaderamente fuerte, una sensación de ardor, se pone de pie pero Liu le hace gestos para que vuelva a sentarse, Jeff lo ignora y se acerca a los chicos.


"Escúchame bien pequeño punk, devuélvele la billetera a mi hermano o de otra forma…"


Randy pone la billetera en su bolsillo y saca el cuchillo.



"¿Ah sí? ¿Y qué vas a hacer?" dice Randy con una voz burlesca, mientras pasa el cuchillo frente la cara de Jeff, Jeff en un movimiento rápido toma la muñeca de Randy y se la rompe, Randy soltó un terrible grito y Jeff tomó el cuchillo de su mano. Troy y Keith se asustaron y trataron de huir, pero Jeff es demasiado rápido. Lanza a Randy al suelo y arremete contra Keith, lo apuñala en el brazo. Keith se quita el cuchillo y lo deja caer al piso, Keith cae al suelo gritando. Troy corre, pero Jeff logra alcanzarlo, no necesita ni siquiera el cuchillo. Él sólo le dio de golpes a Troy directamente en el estómago con toda su fuerza. A medida que cae, troy vomita todo. Liu no puede hacer nada sino mirar con asombro a Jeff.


"Jeff, ¿cómo?", eso es todo lo que Liu dice. Ellos ven el autobús que viene y saben que serán culpados por todo el asunto. Así que empiezan a correr tan rápido como les es posible. Mientras corren, miran hacia atrás y logran ver al conductor del autobús corriendo hacia Randy y los otros. Cuando Jeff y Liu llegaron a la escuela, no se atrevieron a contar lo que pasó. Todo lo que hacen es sentarse y escuchar. Liu pensó que su hermano sólo había golpeado a unos cuantos chicos, pero Jeff sabía que era algo más. Era algo aterrador, la sensación de ser poderoso, la necesidad de, lastimar a alguien.



No le gustaba cómo sonaba, pero no pudo evitar sentirse feliz. Sentía que esa extraña sensación desaparecía, y se mantuvo alejada durante todo el día.
Cuando llegó a casa sus padres le preguntaron cómo fue su día, a lo que Jeff respondió con una voz un tanto desanimada: "Fue un día maravilloso."


A la mañana siguiente, oyó que llamaban a su puerta. Caminó hacia abajo para encontrar a dos policías en la puerta y a su madre mirándolo con una mirada de enojo.
"Jeff, estos oficiales me dicen que atacaste a tres niños, que no fue una pelea normal, y que fueron apuñalados."
La mirada de Jeff cayó al suelo, mostrando a su madre que era cierto.


Jeff le contestó rápidamente a su madre:
"Mamá, fueron ellos los que nos atacaron a mí, y a Liu".



"Hijo" dijo uno de los policías, "encontramos a tres chicos, dos apuñalados y uno tiene un moretón en el estómago, tenemos varios testigos que los vieron huyendo de la escena. Ahora, ¿qué nos dice eso?". Jeff sabía que era inútil. Él podía decir que él y Liu habían sido atacados por ellos, pero no había pruebas de que no fueron ellos quienes atacaron primero. No podría decir que no estaban huyendo, porque a decir verdad si lo hacían. Así que Jeff no podía defenderse a sí mismo o Liu.


"Hijo, llama a tu hermano." Jeff no podía hacerlo, ya que fue él quien golpeó a todos los niños.


"Señor... fui yo." Dijo Jeff, "yo fui quien atacó a los niños, Liu trató de detenerme, pero no pudo." El policía miró a su compañero y ambos se sorprendieron.


"Bueno, chico, parece que te espera un año en prisión...”


"¡Esperen!" gritó Liu. Todos se sorprendieron al verlo con un cuchillo. Los oficiales sacaron sus armas y apuntaron a Liu.


"Esperen por favor, no disparen, Jeff es inocente yo hice todo, perdí el control, me golpearon un poco esos punks y me enojé. Tengo las marcas para probarlo." Él levantó su camisa para revelar heridas y moretones, como si hubiera estado en una lucha.


"Hijo, sólo tienes que dejar el cuchillo", dijo el oficial. Liu levantó el cuchillo y lo dejó caer al suelo. Él levantó las manos y se acercó a los oficiales.


"No, Liu fui yo, ¡Yo Lo hice!" decía Jeff con lágrimas corriendo por su rostro.


"¿Eh?, pobre hermano, tratando de tomar la culpa de lo que hice" dijo Liu.


La policía llevó a Liu a la patrulla.


"¡Liu, diles que fui yo, diles, yo fui quien golpeó a los niños!" La madre de Jeff puso las manos sobre sus hombros.


"Jeff, por favor, no tienes que mentir, sabemos que fue Liu, puedes detenerte." Jeff observa con impotencia cómo la patrulla se lleva a Liu en su interior. Unos minutos más tarde, el padre de Jeff se detiene en el camino de entrada, ve la cara de Jeff y sabe que algo anda mal.


"Hijo, hijo, ¿qué sucede?" Jeff no puede responder. Sus cuerdas vocales están tensas por el llanto. En cambio, la madre de Jeff lleva a su padre en el interior, para romper el hielo con la mala noticia, Jeff se queda afuera y llora en el camino de entrada. Después de una hora Jeff vuelve a entrar a la casa, sólo para ver que sus padres están tristes y decepcionados.


Él no puede mirarlos. Él sólo va a dormir, tratando de que todo el asunto desaparezca de su mente. Pasaron varios días, sin noticias sobre Liu. No hay amigos para pasar el rato. Nada más que tristeza y culpabilidad.


Por lo menos hasta el sábado, cuando Jeff se despertó y vio a su madre con una cara feliz.


"Jeff, hoy es el día" dice mientras abre las cortinas y la luz alumbra el cuarto de Jeff.


"¿Qué, qué día es hoy?" pregunta Jeff semidormido.


"Hoy es el cumpleaños de Billy" le responde su madre, Jeff se despierta rápidamente y le contesta:


"Mamá, debes estar bromeando, ¿verdad?


“Cómo puedes esperar que valla a una fiesta después de...”
Hay una larga pausa.


"Jeff, ambos sabemos lo que pasó. Creo que esta fiesta podría ser lo que ilumine los últimos días. Ahora, vístete." La madre de Jeff sale de la habitación y baja para prepararse.


Jeff lucha por levantarse, realmente no tiene ánimos de hacerlo. Elige al azar una camisa y un par de pantalones vaqueros y baja por las escaleras.


Él ve a su madre y padre vestidos muy formalmente, su madre con un vestido y su padre en un traje. Piensa, ¿por qué usan ropa elegante para la fiesta de un niño?


"¿Hijo, es eso lo que vas a usar?"


"Mejor ve y busca otra cosa" dice la madre de Jeff, evitando esa sensación de gritarle y lo oculta con una sonrisa.


"Jeff, a esta fiesta tienes que ir bien vestido, si quieres causar una buena impresión." dice su padre. Jeff empieza a gruñir y vuelve a subir a su habitación.


"¡No tengo nada de ropa elegante!" grita por las escaleras.


"Sólo tienes que elegir algo." dice su madre.



Mira a su alrededor pero no encuentra nada "elegante". En su armario encuentra un par de pantalones de vestir negros que tenía para las ocasiones especiales. Jeff no puede encontrar una camisa que convine. Mira a su alrededor, y sólo encuentra camisas a rayas y estampados. Ninguno de ellos va con pantalones de vestir. Finalmente se encuentra con una sudadera con capucha blanca, tendida en una silla y se la pone. Él baja por las escaleras para decirles a sus padres que está listo.


"¿Eso es lo que llevarás ?" le preguntan sus padres. Su madre mira su reloj. "Oooh, no hay tiempo para cambiarse, vámonos de una vez" y cruzan la calle hacia la casa de Billy y Bárbara.
Tocan a la puerta y sale Bárbara junto a sus padres, quienes los invitan pasar, mientras caminan dentro de la casa pueden apreciar que sólo hay adultos, ningún niño.


"Los chicos están en el patio, Jeff… ¿qué te parece si vas a conocer a algunos de los niños?" dice Bárbara.


Jeff camina fuera de un patio lleno de niños. Están corriendo en trajes de vaqueros y se disparan los unos a los otros con pistolas de plástico. Jeff únicamente se queda de pie mirándolos jugar, De repente un chico se le acerca y le entrega una pistola de juguete y un sombrero.


"Hey, ¿no quieres jugar?" , dice.


"Ah, no creo, eso es para niños, estoy demasiado viejo para estas cosas." El chico lo mira con una cara de cachorrito raro.


"Porfa" dice el niño. "Está bien", dice Jeff.


Se pone el sombrero y empieza a fingir disparar a los niños. Al principio piensa que es totalmente ridículo, pero luego comienza a sentir que es realmente divertido. Puede que no sea algo súper genial, pero es la primera vez que él ha hecho algo que tiene fuera de su mente a Liu.


Así que juega con los niños por un rato, hasta que escucha un ruido. Es un extraño ruido como de ruedas. Luego, algo lo golpea. Cuando reacciona, ve a Randy, Troy, y Keith, todos saltan la valla en sus patinetas. Jeff deja caer el arma de juguete y se quita el sombrero. Randy mira a Jeff con un ardiente odio.


"Hola Jeff, tenemos algunos asuntos pendientes." dice Randy.
Jeff ve su nariz magullada por culpa del golpe del objeto que le lanzaron.


"Creo que estamos a mano, después de todo los vencí a todos ustedes… ¡son una mierda!" le respondió Jeff.
Randy tiene una mirada de enojo en su rostro.




"Oh, no, no hay manera de que me ganaras, de todas formas te pateare el culo ahora.


Randy se lanza sobre Jeff.


Los dos caen al suelo. Randy golpea a Jeff en la nariz, y Jeff lo agarra por las orejas y le da de cabezazos. Jeff empuja a Randy lejos de él y ambos se ponen de pie.
Los niños gritaban y corrían hacia sus padres quienes aún estaban dentro de la casa.


Troy y Keith sacan pistolas de sus bolsillos y gritan: Será mejor que nadie nos interrumpa.


Randy saca un cuchillo y apuñala a Jeff en su hombro.
Jeff grita y cae de rodillas. Randy empieza a darle patadas en la cara.


Después de tres patadas Jeff le agarra el pie y lo tuerce, Randy cae al suelo.


Jeff se levanta y camina hacia la puerta de atrás, sin embargo Troy lo agarra.


"¿Necesitas ayuda?" Troy le dice a Randy. Toma a Jeff por el cuello y lo lanza hacia el patio, cuando Jeff trata de ponerse de pie, recibe una patada por parte de Randy, el repite esto en varias ocasiones hasta que Jeff empieza a toser sangre.


"Vamos Jeff, pelea conmigo!" toma a Jeff y lo lanza a la cocina. Randy ve una botella de vodka en la mesa y rompe el cristal sobre la cabeza de Jeff.


"¡Pelea!" grita Randy, mientras lanza de nuevo a Jeff en la sala de estar.


"Vamos Jeff, ¡mírame!" Jeff levanta la vista, con el rostro lleno de sangre. "¡Yo fui el que consiguió que tu hermano fuera a prisión, y ahora sólo vas a sentarte aquí y dejar que se pudra allí durante un año entero!


¡Deberías avergonzarte!!


Jeff empieza a levantarse.


"Oh, ¡por fin! Parece que ya quieres pelear! Jeff está a sus pies, con la sangre y el vodka en su rostro.
Una vez más tiene esa extraña sensación, la que no había sentido durante un tiempo.


"Por fin, ¡vamos arriba!" Randy dice mientras corre hacia Jeff.


En ese momento algo sucede dentro de Jeff.


Su mente se destruye, todo pensamiento racional se ha ido, todo lo que puede hacer es matar. Él agarra a Randy y lo tira hacia el suelo, se pone encima de él y lo golpea directamente en el corazón. El golpe hace que el corazón de Randy se pare. Randy empieza a jadear mientras intenta tomar aire. Jeff toma un martillo que se encontraba cerca, y golpe tras golpe, acaba con Randy, la sangre brota de su cuerpo, hasta que toma un último aliento, y muere.


Todo el mundo está mirando a Jeff ahora. Los padres, los niños llorando, incluso Troy y Keith. A pesar de que se rompen fácilmente con su mirada, ellos deciden apuntar sus armas hacia Jeff.


Jeff al ver los cañones apuntando en él, corre hacia las escaleras. Mientras corre, Troy y Keith abren fuego… cada disparo perdido. Jeff sube corriendo las escaleras.
Oye a Troy y a Keith mientras lo persiguen. Al parecer ya dejaron escapar sus últimas rondas de balas. Jeff se mete en el baño. Toma el estante de la toalla y lo arranca de la pared.


Troy y Keith entran al baño armados con cuchillos.


Troy intenta apuñalar a Jeff, éste lo esquiva y lo golpea fuertemente en cara con el estante. Troy se queda todo tieso y ahora el único que queda es Keith.


Él es más ágil que Troy, sin embargo mientras esquivaba los golpes de Jeff, Keith dejó caer el cuchillo, agarró por el cuello a Jeff y lo empujó contra la pared.


Lo cual hizo que, un recipiente con lejía que estaba en el estante superior, callera sobre ellos. Se quemaron los dos y ambos comenzaron a gritar. Jeff se secó los ojos lo mejor que pudo. Tomó nuevamente el estante de la toalla, y con él golpeó a Keith en la cabeza. Mientras yacía allí, desangrándose, se le escapó una sonrisa siniestra.


¿Qué es tan gracioso?" preguntó Jeff.


Keith sacó un encendedor y lo encendió. "Lo que es gracioso", dijo "¿Es que tú estás cubierto con la lejía y alcohol."


Keith tiró el encendedor sobre Jeff. Tan pronto como la llama entró en contacto con él, las llamas encendieron el alcohol en el vodka. Mientras que el alcohol le quemaba, la lejía le blanqueó la piel.


Jeff dejó escapar un grito terrible. Trató de extender el fuego, pero no sirvió de nada, el alcohol había hecho un infierno en él. Corrió por el pasillo, y cayó por las escaleras. Todo el mundo empezó a gritar al ver a Jeff, ahora un hombre en llamas, tirado en el suelo, casi muerto.


Lo último que vio Jeff era a su madre y a los otros padres de familia tratando de apagar las llamas. Fue entonces cuando perdió el conocimiento.


Cuando Jeff se despertó tenía un yeso envuelto alrededor de su rostro. No podía ver nada, pero sintió otro yeso en su hombro, y puntos en todo el cuerpo. Trató de levantarse, pero se dio cuenta de que había un tubo en su brazo, y cuando intentó levantarse se cayó, una enfermera se apresuró a ayudarlo.


"No creo que pueda salir de la cama todavía." dijo al ponerlo de nuevo en su cama y volver a insertar el tubo. Jeff se sentó allí, sin visión ni idea de lo que su entorno era. Finalmente, después de unas horas, escuchó a su madre.


"Cariño, ¿estás bien?" le preguntó. Jeff no podía responder, su rostro estaba cubierto, y él era incapaz de hablar.


"Cariño, tengo una gran noticia. Después de que todos los testigos le dijeron a la policía lo que pasó en la fiesta, ellos decidieron dejar ir a Liu."


Esto hizo que Jeff casi saltará de la cama, deteniéndose a mitad de camino, recordando el tubo que sale de su brazo. "Él va a estar aquí para mañana y luego los dos serán capaces de estar juntos de nuevo."


Su madre lo abrazó y le dijo adiós.


El siguiente par de semanas fueron aquellos en los que Jeff fue visitado por su familia.


Entonces llegó el día en que sus vendas iban a ser removidas.


Su familia estaba allí para verlo, esperaron hasta que fuera removido el último vendaje de la cubierta en su cara.


"Vamos a esperar lo mejor", dijo el médico. Rápidamente tiró de la última venda, dejando expuesto el rostro de Jeff.
La madre de Jeff dio gritos al ver su rostro. Jeff notó los rostros atemorizados de Liu y su padre


"¿Qué? ¿Qué pasó con mi cara?" dijo Jeff. Salió corriendo de la cama y corrió hacia el baño. Se miró en el espejo y vio la causa de la angustia. Su rostro. Es... es horrible.


Sus labios se quemaron, ahora parecen una sombra profunda de color rojo. La piel en su rostro se convirtió en un color blanco puro, y su pelo chamuscado cambió de marrón a negro. Poco a poco, puso su mano sobre su rostro. Se sentía como una especie de cuero.


Volvió a mirar a su familia y luego de nuevo se miró en el espejo.


"Jeff" dijo Liu, "No está tan mal ...."


"¿No es tan malo?" dijo Jeff, "¡Es perfecto!" Su familia quedó completamente sorprendida.


Jeff comenzó a reír incontrolablemente, sus padres notaron que sus manos temblaban.


"Uh... Jeff, ¿estás bien?"


"¿Estar bien? ¡Nunca me he sentido más feliz! Ja, Ja, Ja, Ja, Jaaaaaa, mírenme, este rostro combina a la perfección conmigo!"


No podía parar de reír. Él se acarició el rostro, mientras se miraba en el espejo.


¿Por qué se comportaba así? Bueno, ustedes recordarán que cuando Jeff peleó con Randy algo en su mente, su cordura, se rompió. Ahora se quedó como una máquina de matar demente, sin embargo, sus padres no lo sabían.


"Doctor" dijo la madre de Jeff, "¿Está bien mi hijo... bueno, ya sabe, en la cabeza?"


"Oh sí, este comportamiento es típico de los pacientes que han tenido grandes cantidades de calmantes para el dolor. Si su comportamiento no cambia en unas pocas semanas, tráiganlo de vuelta aquí, y vamos a hacerle un examen psicológico."


"Oh, gracias doctor." La madre de Jeff se acercó a él y le dijo:


"Jeff, cariño, es hora de irse."


Jeff mira hacia otro lado del espejo, su cara todavía forma una sonrisa loca. "Ay mamá, ja, ja, jaaaaaaaaaaaa!" su madre lo llevó por el hombro y lo llevó a tomar su ropa.


"Esto es lo que traía", dijo la señora de la recepción. La madre de Jeff miró hacia abajo sólo para ver los pantalones de vestir negro y la sudadera blanca que llevaba a su hijo. Ahora estaban limpias de sangre. La madre de Jeff lo llevó a su habitación y le hizo poner su ropa. Luego se fueron, sin saber que ese sería su último día de vida.


Más tarde esa noche, la madre de Jeff se despertó con un sonido que provino del cuarto de baño. Sonaba como si alguien estuviera llorando. Poco a poco se acercó a ver lo que era.


Cuando ésta se asomó en el baño vio un espectáculo horrendo. Jeff había tomado un cuchillo y se había tallado una sonrisa en las mejillas.


"Jeff, ¿qué estás haciendo?" preguntó a su madre.
Jeff miró a su madre. “No podía seguir sonriendo mamá. Me dolió después de un tiempo, ahora, puedo sonreír para siempre”. La madre de Jeff notó sus ojos, rodeados de negro.


"¡Jeff tus ojos!" Sus ojos estaban aparentemente sin parpados, no se cerraban.


"No podía ver mi rostro, me cansé y mis ojos comenzaron a cerrarse, me quemé los párpados, ahora siempre podré ver... mi nuevo rostro"


La madre de Jeff comenzó lentamente a retroceder, al ver que su hijo se estaba volviendo loco.


“¿Qué pasa mamá? ¿Acaso no soy hermoso?”


"Sí, hijo" su madre dijo "Sí lo eres, déjame ir a buscar a papá, para que pueda ver tu bello rostro." Ella corrió a la habitación y sacudió al padre de Jeff.


"Mi amor, saca el arma que....." Se detuvo cuando vio a Jeff en la puerta, con un cuchillo.


"Mami, me mintió." Eso es lo último que dijo Jeff, antes de correr hacia ellos sólo para eviscerarlos.


Su hermano Liu se despertó sobresaltado por un ruido. No oyó nada más, por lo que sólo cerró los ojos y trató de volver a dormir. Cuando estaba en la frontera del sueño, tuvo la extraña sensación de que alguien lo estaba observando.
Miró hacia arriba, antes de poder decir algo, la mano de Jeff cubrió su boca. Poco a poco levantó el cuchillo listo para acabar con Liu.


Liu lucho constantemente para no ser presa de Jeff, pero fue en vano.


"Shhhhhhh", dijo Jeff: "Sólo tienes que ir a dormir."


24 oct 2012

Mas allá de los sueños


La tarde moría lentamente en el horizonte, cuando Sonia estuvo de nuevo frente a su casa. No había vuelto a ella desde que fuera al velatorio de Samuel, su marido, el día anterior, y le costaba horrores tener que abrir la puerta y enfrentarse a las sombras de su anterior vida.
La última vez que le vio fue hace tan poco y estaba tan rebosante de vida que le costaba asimilar el golpe que la vida le había dado.
Aunque, cuando más lo pensaba, menos culpaba a la vida y más al conductor ebrio que se empotró contra el coche de su marido hacía dos noches.
Sonia sacó las llaves de casa y se quedó inmóvil, sin poder meterlas en la cerradura. Entonces guió su mano con dulzura Ángela, logrando así que la puerta cediese ante ellas.
Vamos cariño, tienes que entrar. No sirve de nada evitarlo – susurró Ángela al oído de Sonia, mientras le acariciaba con ternura el hombro – él lo habría querido así Sonia, y lo sabes.
Él no habría querido morir Ángela – zanjó Sonia.
Su amiga se quedó entonces en silencio, mirando al suelo avergonzada. Hablarle a una persona que acaba de perder un ser querido nunca era fácil ni tampoco era el fuerte de Ángela.
Las dos amigas entraron finalmente en la casa, que estaba en penumbras. En el hall se encontraba el inmenso reloj de pared lanzando tic tacs regulares. Era el único sonido que daba una apariencia de vida a la casa, aunque ésta fuera mecánica.
¿Quieres que te coja la urna? – preguntó Ángela
Sonia se quedó entonces mirando atónita la urna que tenía bajo el brazo. Las cenizas de su marido aún estaban calientes, emanando de ellas una agradable calidez que estremecía a Sonia.
Sí por favor. Ponla sobre la repisa de la chimenea. Le encantaba ese sitio – balbuceó Sonia, rompiendo en lágrimas.
Su amiga se apresuró en tomar la urna y colocarla donde le había indicado Sonia para volver seguidamente junto a ella, para tratar de consolarla.
Vamos Sonia, trata de descansar un poco. Ha sido un par de días duros. Necesitas dormir. Por favor.
Sonia la miró con los ojos enrojecidos, dos grandes surcos negros arañaban su rostro lívido, dándole un aire tétrico.
Tienes que limpiarte el maquillaje cariño – dejó caer Ángela mientras le limpiaba los restos de pintura a Sonia con la manga del vestido.
No quiero Sonia. Quiero estar a solas con Samuel – suplicó mirando en dirección a la urna.
Te entiendo pero no me iré hasta que te duches y te pongas el pijama. Si quieres, mientras te duchas te preparo un caldito ¿vale?
Sonia iba a negarse pero Ángela la cortó.
Y no aceptaré un no por respuesta…amenazó con tono fingidamente ofendido.
Sonia sonrió entonces débilmente y se dirigió cabizbaja hacia el dormitorio en el cual había compartido tanto con Samuel. Todo le recordaba a su marido. La casa parecía una cáscara vacía en la que únicamente cabía el eco de sus pasos. No habría más carcajadas cómplices ni caricias. Toda la vida de su marido estaba en una urna, esperando que el viento se la lleve a su antojo.
En el pasillo se paró un momento ante la puerta cerrada del despacho de Samuel. Giró el picaporte y abrió la puerta. Todo estaba como lo había dejado dos días antes.
Junto a una montaña de notas y manuscritos se alzaba la torre del ordenador, exánime. La pantalla, tan sombría como el ánimo de Sonia, revelaba que no estaba trabajando Samuel en su nueva novela.
Sonia se esforzó por no llorar recordando la ilusión que Samuel derrochaba con aquel nuevo proyecto. Según le comentó una semana antes casi había terminado la historia.
Un capítulo más y voilà, otra gran obra maestra de Samuel – bromeó cuando estuvo bajo del edredón con Sonia – espero que mi bichillo me lo corrija antes de mandarlo a estos de la editorial.
Siempre leía sus novelas. Le gustaba que fuera así. Aunque a ella no le gustaba demasiado el mote que le puso de “bichillo”, y más sabiendo que surgió a raíz de la crítica bastante ácida que hizo de su primera novela. Pero según le dijo luego Samuel, esa crítica hizo que se replantease la novela y que resultara finalmente un Best Seller. Así que bueno, al final se acostumbró a lo de “bichillo”.
Sonia cerró la puerta y entró en su dormitorio. Sus gestos eran lentos y torpes. Parecía estar viviendo una pesadilla de la que costaba despertarse. Un par de veces tuvo incluso que sentarse para hundir su rostro entre las manos y sollozar lo más silenciosamente posible para no alertar a Ángela, que estaba preparando el caldo en la cocina.
Tras la ducha volvió al comedor. Allí la estaba esperando Ángela, una sonrisa en la cara y un bol de caldo humeante delante de una silla vacía. Era el sitio de Samuel pero claro, ella no lo sabía.
Toma, te sentará bien cariño.
Sonia se sentó y bebió a desgana el caldo, sorbito a sorbito.
Así me gusta, tómatelo y luego a la cama, a dormir un poco.
Tras apurar el bol, Ángela fue a fregarlo.
¿Oye, quieres que me quede esta noche contigo Sonia? – tanteó su amiga – sabes que no me importa. Ni tampoco le importará a Miguel.
No te preocupes estaré bien, vale. Vete a casa. Si me hace falta algo te llamaré, descuida.
Su amiga dejó el bol limpio en la encimera y miró con cara de preocupación a Sonia.
No me gusta dejarte así…
No te preocupes, estaré bien, en serio – sonrió sin demasiada convicción Sonia.
Vale. Me iré pero sólo si me prometes que si me necesitas me llamarás – inquirió con semblante grave.
Que sí. Te lo prometo.
Cuando finalmente se fue Ángela, la casa le parecía aún más solitaria. Le daba la sensación que las estancias se encogían al ritmo del latido metálico del reloj de pared. Tic tac, tic, tac y así pasaba la vida.

Sonia se tumbó en el sillón y trató de mirar la tele. Hizo zapping un rato pero no echaban más que programas estúpidos con gente sonriente y feliz. Verlos acrecentaba su tristeza, así que apagó la tele, mirando su propio reflejo deforme en la pantalla vacía.
Cuando la fatiga empezó a apoderarse de ella supo que el momento había llegado y se fue a la cama dando tumbos.
Una vez acostada se echó el edredón encima, tapándose parte del rostro. Cuando cerró los ojos percibió el olor masculino de Samuel. Olerlo hizo que brotaran de sus ojos cerrados lágrimas que mojaron la tela. Y así se quedó dormida.
El sueño era intranquilo e inconexo. En su fantasía se sucedían imágenes aleatorias de su vida junto con Samuel. De repente estaba en el altar cuando en el instante siguiente se encontraba delante de un Samuel adolescente que la invitaba a salir. Los recuerdos se sucedieron a una velocidad cada vez más endiablada hasta que se vio a ella misma en un pasillo estrecho y kilométrico.
Parecía el pasillo de su casa aunque algo en él era diferente. En el fondo del pasillo se insinuaba la forma difusa de una puerta. Parecía la puerta del despacho de Samuel. Se acercó lentamente hacia ella. A cada paso que daba parecía que se hundía ligeramente el suelo. Pero cuando miraba hacia abajo no veía nada anormal.
Siguió caminando hacia la puerta, una luz grisácea filtrándose bajo ella. Poco a poco iba recortando la distancia que la separaba del final del pasillo. De repente escuchó el sonido de las teclas del ordenador de Samuel agitándose con frenesí.
Al escuchar aquel sonido emprendió una carrera desesperada para alcanzarlo, aunque a cada zancada que daba se alejaba la puerta, además de acrecentarse la sensación de hundirse en un suelo gelatinoso.
Cuando comprendió que correr no le iba a acercar más rápidamente se frenó en seco, cayendo de rodillas. Empezó a llorar mirando al suelo. Sin embargo una luz llamó su atención. Era la luz grisácea que momentos antes había visto emanar de debajo de la puerta.
Y ahí se alzaba el marco de madera, a un par de pasos de ella.
Se levantó temblando, temiendo lo que pudiera esconderse tras aquel obstáculo onírico. Aunque cuando volvió a escuchar el tamborilear de las teclas se animó, abriendo la puerta de par en par.
Vio el despacho de Samuel, con sus manuscritos apilados y los libros en las estanterías laterales. Pero también estaba una persona escribiendo en el ordenador, que estaba encendido.
¿Samuel, eres….eres tú?
La figura se giró y miró a Sonia con una sonrisa en la cara. Era él, con su encantadora sonrisa dibujada en el rostro. Parecía pletórico.
Perdona si te he despertado Sonia. Ya he terminado la novela. ¿Te acercas y la lees?
Sonia abrió entonces los ojos de par en par.

Estaba en su cuarto, tumbada bajo el edredón. Todo parecía igual que antes de dormirse aunque había una diferencia. Flotaba en el aire la colonia que Samuel ponía cada vez que presentaba a la prensa alguna novela. Y la última vez que la usó fue hace varios meses.
Aquella certeza catapultó de la cama a Sonia que salió corriendo por el pasillo oscuro de su casa. Tras unos pocos metros se plantó delante de la puerta del despacho de Samuel, filtrándose bajo ella una luz grisácea.
No…no puede ser. ¿Samuel, eres tú? – preguntó al silencio.
Giró el picaporte lentamente y lo que vio la paralizó un instante.
El ordenador estaba encendido. En la pantalla se veían párrafos enteros redactados.
Se acercó con los ojos abiertos como platos. Era la nueva novela de Samuel. Leyó en silencio la última página escrita, observando como alguien había redactado a su intención un Post Data que decía así:
“Dedicado a mi mujer Sonia, a la que tanto he querido y a la que siempre querré. Espero que te guste esta novela Bichillo. Siempre tuyo. Samuel”
Mientras releía sin cesar este último mensaje de Samuel sintió como un soplo cálido le acarició el cuello, arropado por el tic tac del reloj de pared.

Valeria la maldita

Valeria era una excéntrica joven, que no creía en lo paranormal. En clase, un grupo de jóvenes que si creían en eso, estaban hablando sobre temas de fantasmas y todo eso. Valeria los miraba por encima del hombro;como si fueran bichos raros.Una chica del grupo se percató de la mirada de asco de Valeria, y se acercó a ella.

¿De verdad creeis en esas cosas?

En la sierra murió un hombre, y se dice que su alma no descansa en paz.
¿Te apuntas a venir con nosotros, y compruebas la veracidad de la existéncia de los fantasmas?

Claro. Pringada, no sé si me das miedo tú con esa cara de loca. Le respondió Valeria con frialdad.

Por la noche, Valeria y el grupo de chicos, fueron a la sierra, y allí se adentraron en un sitio apartado de las casas de los que por allí vivían.

Uno de ellos, se sacó de la mochila, una ouija y una copa. La puso en el 
suelo, e invito a Valeria y a sus amigos, a poner los dedos sobre la copa que se encontraba boca abajo. Una chica dijo:

Espíritus en pena, presentaos ante nosotros, y haced creer a la incrédula Valeria.Yo os convoco desde el mundo de los vivos, hasta la penunmbra de los lagos de fuego.

Valeria sin quitar el dedo de la copa, miraba a la chica con desprecio.

Esto es una estupidez, dejémoslo ya ¿creeis que me voy a sustar por esto, panda frikis?

De repente un viento fuerte y frío, azotó la zona donde estaban: una luz resurgió del tablero, y una llama proveniente del centro del tablero, absorbió a Valeria. Los demás chicos y chicas, salieron corriendo de allí, como alma que lleva el diablo.

Seis meses después, ese grupo volvió al lugar de los hechos y entre un árbol, apareció Valeria, pero estaba quemada, con los ojos rojos intensos, su pelo mojado, y sus ropas echa jirónes. Valeria se llevó al infierno a los chicos y chicas del grupo, que vieron como la ouija se la tragó. Los espíritus caprichosos, hicieron de Valeria, un alma en pena, que defiende la existencia de los muertos y quién se atreva a insultar su memoria, se verá sumergido en un tormento perpétuo.

8 oct 2012

La presencia de un slender man.

Eran las 6:00 AM, yo tenía que entregar los diarios, y estaba todo nublado, no había señales de nadie, y no se lograba ver nada fácilmente, ahí estaba yo, con mi bicicleta la cual las ruedas le faltaban aceite y hacían un ruido insoportable, hasta que veo una persona parada en el medio de la calle, se notaba que estaba con un traje puesto, yo seguí avanzando hasta que la persona se corriera, hizo algo parecido, desapareció. Yo continúe con mi entrega de diarios, hasta que una rueda de mi bici se rompió, tube que entregar los diarios caminando, y veo a la misma persona que estaba parada en la calle pero esta vez estaba sentado en un banco y con un sombrero el cual le tapaba 3/4 de la cara, lo único que logre ver, es que esa persona estaba muy palida, con la piel completamente blanca, la persona no dejaba de mirarme a mí y a mi bici con la rueda rota, tenía miedo, y me fui corriendo dejando atrás la bici, continué con mi entrega, hasta que siento como que alguien me esta siguiendo, me di la vuelta y no había nada, solo la niebla bloqueandome la vista, hasta que me empese a sentir raro, me desmaye en el medio del camino, cuando desperte, lo unico que lograba ver era la misma persona palida, esta vez lograba verlo bien, no tenía cara, me intenté parar rapidamente pero antes que lograra empezar a correr, el sujeto aparecio frente a mí y luego desapareció, lograba escuchar el sonido de la sirena de la policia y ya no había mas niebla, la policia me llevo a casa, y después de eso nunca en mi vida volví a entregar los diarios, pero, cada noche siento la presencia de esa persona rara viendo por mi ventana, hasta que finjo dormirme y desaparece 

7 oct 2012

el gran cambio

voy a hacer un cambio en el URL del blog el día 9/10/12 el URL será www.paranormalyenigmasdelavida.blogspot.com.ar avisen a los demás que vean este blog y corran la voz

1 oct 2012

"slender man" (hombre delgado)

El "Slender Man" (el hombre delgado) es un personaje que supuestamente fue creado en el foro Something Awful y se le describe como una especie de hombre muy esbelto, vestido siempre con traje, al estilo de los "hombres de negro" o los agentes de Matrix. Puede estirar sus brazos y cuerpo hasta límites extraordinarios, e incluso crear tentáculos, todo esto lo usa para asustar y capturar a su víctima, la cual supuestamente queda en un estado hipnótico. No se sabe como este ser elimina a sus víctimas, ya que no hay cuerpos ni pruebas, solamente desaparecen. Además, prefiere secuestrar a los niños, solamente puede ser visto por ellos, y no por los adultos. Supuestos grabados del siglo XV el 1º y del siglo XVII el 2º en que se aprecia una criatura similar a Slenderman. El primero se titula "El caballero" y muestra a un ser enfrentando a un caballero. Este usa sus brazos como lanzas.

Slenderman2.jpg


El segundo muestra a un niño siendo arrebatado a sus padres por un ser similar al de arriba, con múltiples brazos, con forma de esqueleto.


Slenderman3.jpg


El rostro de ambos seres es igual, por lo podemos deducir que sería "el mismo autor", obviamente desconocido.

En ambos dibujos hay un reloj de arena en el piso. Sabemos que el reloj es un símbolo de la muerte "La Muerte" en el tarot.... No hay autor confiable ni fuente que nos pueda decir su procedencia.

Slenderman4.jpg


Esta foto en particular tiene una historia detrás: "Una de las dos fotografías recuperadas del incendio de la biblioteca de Stirling City. Notable por ser tomada el mismo día que catorce niños desaparecieron por lo que se refiere como Slender Man. Las deformidades en el ser son nombradas defectos de la película por los oficiales. El incendio en la biblioteca ocurrió una semana después. Fotografía actual confiscada como evidencia, Fotógrafo: Mary Thomas. Desaparecida desde el 13 de Junio de 1986." No hay mas información de esta foto, aparte de que fue en una escuela en 1973, el incendio fue por causas desconocidas.
El delgado aparece en la oscuridad, y siempre asomándose por áreas boscosas y ríos cercanos. Se ha reportado que gusta de asomarse a ventanas abiertas, y que tiende a caminar frente a motoristas solitarios en caminos desolados. El Slender Man ha aparecido (o han) en todos lados, desde Japón, Noruega y América, por nombrar algunos.

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"No quisimos ir, no quisimos matarlos, pero el persistente silencio y los brazos alargados nos horrorizaban y nos reconfortaban al mismo tiempo..." -1983, Fotógrafo desconocido, se presume muerto.
También hay otras fotografías, en blanco y negro algunas, incluso dibujos de niños que han soñado con él.
Y por último, hay una serie de videos "Marble Hornets", que relatan una serie de encuentros con este personaje. Es el amigo del narrador (Jay) quien sube los videos a YouTube. Alex estaba haciendo una película que se iba a llamar Marble Hornets, y empieza a ponerse un poco neurótico, paranoico y a comportarse de manera extraña. Empieza a grabar absolutamente todo lo que hace, sea parte de la película o no.
Al final Alex dejó la película sin terminar, pasa algún tiempo y Jay le pregunta por las cintas con lo que había grabado y Alex dice que las va a quemar. Jay se las pide y aunque le cuesta convencerlo, Alex le da las cintas a Jay y le dice que por favor nunca se las devuelva ni le hable de las cintas y que no le diga a nadie de lo que vea. Después de eso Alex se va de la ciudad y no se sabe más de él. Jay empieza a ver los videos para tratar de averiguar qué pasó con Alex, y empieza a subir a YouTube cualquier cosa que le parezca relevante.
Acá están los videos que pude encontrar de la aventura de Jay y Alex subtituladas en español:














hay barios pero los demás son problema suyo, son mas de 22 me parece


21 sept 2012

creepypasta pocoyo (en vídeo, no escrito)


hello kitty leyenda urbana







¿El diablo tuvo algo que ver con la creación de tan encantadora gatita?

Todo el mundo conoce a la encantadora gatita que está impresa en miles de productos y que ha aportado miles de millones a la empresa Sanrio que tiene su patente.

La historia que hay detrás su creación ha hecho correr ríos de tinta hasta el punto de convertirse en una de las más extendidas leyendas urbanas.

¿Hizo su creadora un pacto con el diablo para salvar a su hija?.



Hello Kitty (escrito en japonés: ハローキティ, y pronunciado: Harōkiti?) es un personaje ficticio producido por la compañía japonesa Sanrio y ha sido por mucho tiempo la más popular de esta compañía. El personaje es una gata blanca con forma antropomorfa y muy geométrica, con un distintivo lazo u otra decoración en su oreja izquierda.

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Desde 1976 obtuvo derechos de autor y es ahora una marca conocida globalmente. Desde hace más de 30 años Hello Kitty es un icono para miles de niñas en todo el mundo., y su éxito es tal que fue nombrada embajadora de la UNICEF en Japón y también es embajadora del turismo en ese país.
Su “historia oficial” comienza en 1974, cuando Hello Kitty fue creada originalmente por la diseñadora Ikaka Shimizu . Shimizu abandonó la compañía un año después y hasta ahora pocos datos hay claros sobre ella.

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El segundo diseñador, Yuko Yamaguchi, está al cargo hasta la actualidad. El personaje apareció originalmente en pequeños objetos de regalo para niñas como un monedero, y ha terminado propagándose por medio mundo.

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El nombre de Hello Kitty surge en respuesta a una explosión de la moda británica en Japón por aquellos años. Tan es así, que en la biografía del personaje, se nos muestra nacida en Londres.

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Pero ahora comienza la otra supuesta “realidad“ de tan tierno personaje que ha dado lugar a tan extendida leyenda urbana:

La leyenda urbana cuenta que en los años 70 había una niña de 14 años que estaba en fase terminal de cáncer de boca. Los médicos ya habían arrancado todas las esperanzas de la familia en relación a la cura de la niña, así que la madre de la niña, Ikaka Shimizu , desesperada, acudió a todas iglesias y cultos, pero al no obtener resultado se inició en el ocultismo y satanismo, para al final, hacer un pacto con el diablo.

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Presentó la niña al diablo para que curase a su hija, le hizo una promesa de fabricar una marca que fuese famosa en todo el mundo, el diablo cumplió su parte y la madre también. Creó a Hello Kitty.

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La palabra hello en ingles significa hola, y la palabra kitty de origen chino significa demonio, entonces Hello kitty significaría. “Hola Demonio”.

Otra curiosidad es que hello kitty no tiene boca debido al caso de cáncer en la boca de la hija de su diseñadora.

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Esta es la otra historia de tan entrañable personaje, desde luego no esta documentada, por eso entra en la categoría de leyenda urbana, lo que si es cierto es la escasez de datos acerca de la biografía de la diseñadora y su extraña desaparición de la empresa un año después. Otro dato es que varios satánicos llevan tatuado a Kitty en la piel e incluso circulan videos de misas negras con la imagen de la gatita que algunos llaman “la hija del demonio”:


creepypasta-episodio perdido de zoey 101

Todos ya hemos escuchado sobre el Episodio fuerte de esta serie juvenil del  Nick. ese episodio en el que la sufrió un ataque 
pero pocos saben que ese episodio fue hecho para compensar el Cancela miento de otro episodio aun mas oscuro. 
Todo sucedió un el 25 de abril del 2009 yo trabajaba en los estudios de Nickelodion yo seguía la rutina como siempre al final del día 
fui a dar una vuelta por las bodegas donde se encontraban todos los episodios hechos en el estudio que iban desde Invader ZIM 
asta Mighty B fue ay donde me tope con otro empleado que se encontraba recogiendo algunos discos y fue ay donde Recordé sobre 
el supuesto episodio perdido de Zoey 101 y por alguna razón le pregunte si sabia algo sobre ese episodio a lo cual ese empleado respondió 
"Si yo lo e visto lo tengo en mi posesión pero eso no es lo peor" a lo cual yo quede sorprendido pues no esperaba esa respuesta 
entonces el hombre me dijo que lo siguiera asta unas cajas de donde saco varios discos entre ellos 1 dentro de un sobre de papel 
me lo entrego y me dijo que el episodio perdido del que ya todos sabían pero solo algunos sabían que el episodio estaba echo para compensar a otro aun mas oscuro. yo aterrado me fui corriendo con el disco en mano cuando llegue al estacionamiento aborde mi 
coche y acelere asta llegar a casa donde mi yo impactado no creía lo que tenia en mis manos.pasada la media noche la curiosidad me gano 
y puse el disco como yo no tenia DVD lo puse en mi Xbox 360 y espere a que empezara una vez empezado yo esperaba ver las imagenes 
descritas en los blogs y videos pero lo que apareció fue otra cosa lo que se vio fue a queen preguntando a al chico rubio si había visto a 
Zoey a lo cual el respondió con un NO después pregunto al chico negro el cual respondió lo mismo minutos después entro chesse 
a la habitación y pregunto por Zoey. en ese momento queen decide salir a buscarla. ay un cambio de escena ahora se ve a Zoey 
caminando por un camino oscuro donde se detiene mira a su alrededor y después es golpeada por la espalda.la escena cambia a queen 
quien sigue buscando a Zoey cuando de pronto ve a alguien arrastrando algo con forma humana hacia unas bodegas, ella decide seguirlo 
pero no sin antes llamar a sus amigos quienes le dicen que van para aya después ella entra a las bodegas donde no ve nada momentos después es golpeada con lo que parece un tubo la escena cambia a Zoey atada a un tubo y un chico que parece conocido para ella 
quien le muestra el cuerpo sangrado de Queen después el chico golpea a Zoey con el Tubo y le corta con un chuchillo la sangre parese muy real la habitación esta salpicada cuando los gritos desgarradores de Zoey llaman la atención de los chicos los 3 entran 
a la Bodega donde Chase es golpeado en la nuca y cae al suelo momentos después golpea al negro asta tumbarlo una vez en el suelo 
este suplica pero el chico no le escucha y clava el cuchillo en su cuello después el chico rubio estaba contra la pared y comenzó a decirle que no tenia idea de quien era el,de que si le tocaba un cabello su mundo terminaría,que el era muy rico y que lo demandara 
cuando este se acerco lo suficiente empezó a golpearle con mucha fuerza y violencia asta que el tubo se doblo después dirigió 
su atención hacia Zoey y le dijo que ya babia tenido suficiente de ella y la golpeo el cara con el tubo doblado y ensangrentado 
la escena cambia a Chese malherido en lo que parese ser el funeral de sus 4 amigo después el episodio acaba

PD: Perdón que no se entienda mucho, es que me lo paso un amigo para que lo publicara e iba a ser mucho trabajo reescribirla para que se entienda mejor, traten de leer despacio nuevamente